14.8.08

Sólo una noticia y, claro, es sobre la Iglesia


Vale, vaaale. Aunque he dicho que no escribiría nada hasta septiembre, hoy el diario me ha sorprendido con una noticia que las chicas de la Liga de Lesbianas Planetarias ha comentado durante el desayuno en un pequeño bar de barrio. Y no he podido evitar saltar al blog corriendo para resumirlos.

“Espantoso, alucinante”, han coincidido todas las miembras de la LLP, con Virginia. Y es que
publica hoy El País que la iglesia católica de EE.UU. ha pagado en los últimos 30 años un total de 1.350 millones de euros para compensar las violaciones y abusos que han perpetrado más de 4.000 curas. ¿No se trata de un síntoma inequívoco de que la iglesia es una institución, en su mayor parte, corrupta, falsa, estúpida e innecesaria?
Otra reflexión es la que ha hecho Heidi (muy integrada en su nuevo grupo), que ha hablado de la hipocresía católica. “No hay duda de que la iglesia católica tiene mucho, mucho dinero. Y que, lejos de la doctrina cristiana, cree que pagando… San Pedro canta”, ha dicho la niña de los Alpes.
En fin, nada nuevo bajo el cielo. ¿O era sobre la capa de la Tierra?

Ahora sí. ¡Hasta septiembre cocodrilas!

13.8.08

Ahora, dos de música

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Lo que se dice un auténtico cambio de registro es lo que voy a hacer ahora. Como hoy no soy Mara Palés y ahora controlo perfectamente mi personalidad y mis ideas (Vanidad de vanidades, todo es vanidad, que decía Jeremy Irons citando el Eclesiastés en 'Retorno a Brideshead'), he decidido dejar Berlín y aprovechar este espacio virtual y de perifollos para hablaros de música.
Sharleen Spiteri acaba de publicar su primer álbum en solitario, 'Melody'. La cantante de Texas ha decidido que no quiere un amante. Y ha vuelto la vista atrás, rindiendo tributo a otra gran diva –debería serlo- de las lesbianas: Dusty Springfield.



'Melody' es Spiteri a lo retro. La Chica de los 80 que enamoró a un ejército pacifista de lesbianas en Studio 54, cantando ‘I don’t wanna lover’ (todas pensaban: Es que me quiere a mí…), ha madurado, como todas, tiene cadera ancha después de haber tenido una hija, Misty, de seis años, y de haberse separado. Así que todavía queda esperanza de que descubra que el lesbianismo es también una melodía a tener en cuenta.





Otra de música: Antes teníamos sólo a kd Lang. Ahora contamos con un deslumbrante dúo, Uh Hu Her, y su EP, ‘I see red’. Es decir el dúo formado por la increíble Leisha Haley (Alice en L Word) y Camila Grey propone un disco alternativo, digno de ser guardado en una urna de cristal, como en la que reposó la lengua de la Dama Musset, la reina, diosa, papisa de el Almanaque de las Mujeres de Djuna Barnes.

Nota final: Os anuncio que , como hace un calor de locura que me absorbe las ideas y me está derritiendo el cerebro y sus circunvoluciones, me voy a tomar un descanso de blogeo hasta septiembre. Agosto es un mes pobre en noticias y, si no me creéis, fijaros en los diarios y en cómo rellenan sus páginas con coplas frías y horchatas literarias sobre el veraneo. Lo dicho, que desvarío.

11.8.08

Berlín (y 3)














No quiero ser pesada, así que acabaré las recomendaciones berlinesas con una visita al barrio de Prenzlauerberg, en el antiguo Berlín del Este. Bares modernos, ambiente y restaurantes cool son la marca indeleble de que los jóvenes bohemios están tomando este barrio que hasta hace unos años estaba semidesierto. Sigue estándolo, como gran parte de Berlín, cuya población no se ha recuperado desde antes de la Segunda Guerra Mundial (eran 4 millones y pico y ahora son 3 y pico).

Hay que visitar también, en Bauernstrasse, un museo dedicado el muro de Berlín. Así como la East Side Gallery, 1.350 metros de muro. Ahí están algunos de los graffittis más famosos de este deleznable muro (uno de tantos).



























Otra visita obligada: a la tumba de Marlene Dietrich, en Stadtischer Friedholf III, un tranquilo cementerio que cuanta con otro ilustre convidado: el fotógrafo Helmut Newton. Curioso es ver que cientos de lapocas sitadas en la entrada del cementerio tienen como fecha de muerte entre el 25 y el 30 de abril de 1945: fue cuando los soviéticos entraron en la ya derrotada Berlín.
Otra visita de tristeza y conmoción es la que debe realizarse al campo de concentración de Sachenhausen, uno de los que más homosexuales tuvo presos. No diré más. Es demasiado brutal. recomiendo un libro, de un ex preso de Sachsenhausen, "The men with the pink triangle".

Acabaré con una nota frívola y sabrosa: ir un domingo por la mañana al mercadillo de Tiergarten (hay relojes soviéticos de los de nuestros abuelos, a base de cuerda y cuerda) que funcionan a las mil maravillas.
No dejéis de ir a cenar, en Kreuzberg, al Bar Centrale, local en el que cena a menudo el alcalde de Berlín, Klaus Wowereit, (por 40 euros cenaréis dos personas, copa de vino incluida, una ensalada de espinacas, ciruelas y bresaola, fettuccini con vieiras y cantaloupe con salsa de limón que sabían a cielo y unos espaguetti don Alfonso).


Detalles berlineses:
Hay que observar el silencio del metro, la ausencia de MP3 estridentes, la presencia de perros en los vagones, de ciclistas (con móviles, auriculares y pasando a veces por aceras en perfecta armonía con los peatrones). El que a nadie le importe lo que hagas.
En el bar 'Mama & Söhns', de Orianenstrasse, en Kreuzberg, hay una gallega, Saleta, que también habló de los silencios del metro.



Eso es todo. Más o menos. Menos que más, porque hay mucho más y más y más para seguir hablando de Berlín. Pero eso os lo dejo a vosotras.