9.12.10

Un test checo que no sabe a cerveza y, en cambio, huele a franquismo


La corresponsal andorrana, a pesar de estar invadida durante el puente de la purísima, nos manda la noticia de la semana: en la república checa han preparado un test de homosexualidad. Así sabrán si los que piden asilo son homosexuales homosexuales o sólo homosexuales de pacotilla. La prueba en cuestión tiene el difícil nombre de plestimografía peneana y consiste en medir el flujo de sangre del pene y es usada generalmente para tratar la disfunción eréctil.

A mí, lo que hacen los checos me recuerda a lo que hacía en nuestro país un psiquiatra: el doctor Pérez Argilés, que durante el franquismo se inventó una prueba para certificar la homosexualidad del sospechoso o sospechosa en cuestión. Se trataba de un examen morfológico que incluía el análisis de ocho factores:

-El tono de voz y los ademanes. Y dice: ahí se delatan muchos pederastas. (maricón y pederasta es lo mismo entonces).

-Hay que analizar sus gustos y sus preferencias.

-La relación entre el cinturón torácico y el pelviano. Al respecto dice: “En el varón debe predominar la anchura del torácico sobre el pelviano”.

-En cuarto lugar, el reparto del vello: barba, pelo en el pecho, para los hombres, cuanto más mejor. Para las mujeres: pestañas gruesas y largas. De lo contrario, dice, mal pronóstico.

-En quinto lugar hay que vigilar en el hombre si tiene un desarrollo excesivo de las mamas y la forma y tamaño de sus genitales.

-En sexto lugar la presencia del apéndice xifoides. Es decir el extremo inferior del esternón, que en los hombres muy hombres debe tener la forma de una espada triunfadora.

-El reparto de la grasa. Si la piel de la nuca no es más gruesa que la de la región sacral en el hombre y a la inversa en las mujeres, "ay de esos cromosomas".

-Para acabar una prueba morfológica, infantil, sí, y según el emérito, infalible: hay que invitar a la persona a que enlace las manos y trate de unir los codos delante del cuerpo. En el hombre normal esta operación es imposible y formará una V invertida. En la mujer sana, por el contrario los codos se tocarán con facilidad y los brazos dibujarán una Y delante del cuerpo.