24.10.08

La LLP se felicita por los buses ateos

La Liga de Lesbianas Planetarias ha disfrutado con una noticia aparecida en La Vanguardia acerca de los 'buses ateos'.

Ahora que Thais ha hecho apostasía, les preocupa mucho cualquier intervención divina (que de divina no tiene nada y es más bien humana y falta de argumentación) de esas que se ocupan de meter el miedo en el cuerpo de los que se declaran ateos y contrarios a la iglesia. Se han enterado de que la escritora humorística Ariane Sherine, en The Guardian, ha lanzado una campaña parecida a las que ellas desarrollan cada día del mundo: Sherine se rebotó contra una web cristiana de esas que dice que los no cristianos arderán en el infierno (¡ja, como si dios hubiera creado el mundo en seis días!). Y por eso ha lanzado una campaña reivindicando el ateísmo y el disfrute de la vida, que a fin de cuentas es sólo una. El medio publicitario elegido han sido autobuses londinenses, de ahí que se les llame autobuses ateos. Como el de la foto. "Probablemente Dios no existe, así que mejor no preocuparse y disfrutar de la vida", dice el lema de la campaña. La LLP se suma al club de fans de Sherine, que está sacando del armario a todos los ateos.

23.10.08

Recomendado: El jardín de Shahrzad

Recomendado de la semana. Para lectoras exóticas y con conciencia.

Escrito por Vida, un nombre detrás del cual se esconde la identidad de tres lesbianas y un transexual iraníes. Os adjunto nota de la editorial Egalés sobre el libro:

"La historia personal de Shahrzad sirve de contrapunto para denunciar las condiciones de vida que la Sharia, la ley islámica, impone a lesbianas y homosexuales en Irán y en los países árabes, cuyas consecuencias son un trato vejatorio, la exclusión social e incluso la pena de muerte en algunos casos. Los escritos de Shahrzad nos desvelan también la lucha de las mujeres en Irán después de la revolución islámica, dentro de una sociedad en la que la implantación de las nuevas tecnologías y los avances económicos no han dado los frutos deseados en materia de derechos humanos.
“El jardín de Shahrzad” es una novela sociológica y un diario íntimo que funciona también como un blog, en el que las mujeres, abrumadas por la censura que impone una religión omnipresente, encuentran, amparadas en el anonimato que ofrece este medio de comunicación, la posibilidad de expresarse libremente, luchar por sus derechos y hablar sin tapujos de su orientación sexual".

22.10.08

De cerebros

El experto en neurología pediátrica Richard J. Hailer, en una entrevista que publica El País, dice que “la mujer necesita menos cerebro para igual inteligencia”. Qué bonito. Gracias. Luego justifica sus estudios diciendo que están dirigidos a abrir vías hacia el estudio de daños cerebrales y buscar algunas soluciones.
Todo muy correcto. Es más la información que transmite este hombre casi me convence. Pero, ay, con la homosexualidad hemos topado. Preguntado acerca su hay diferencia entre los cerebros heteros y los homosexuales, se escaquea y dice: “Este es un tema en el que no tengo conocimientos y, como científico, tengo que darle respuestas basadas en datos y conocimientos”.



¿Existe entonces un cerebro homosexual aunque aún no haya sido estudiado, diseccionado y dividido por este neurólogo?¿Hay colegas de Hailer que se dedican a ellos y él no se ha preocupado por el tema?
Recuerdo una noticia que se publicó hace unos meses acerca de este tema y que aseguraba que "
científicos suecos han descubierto que los hombres homosexuales y las mujeres heterosexuales tienen los dos hemisferios cerebrales del mismo tamaño". ¿Creemos todavía en esta teoría que más que teoría es una falacia? ¿Tiene sexo el cerebro? Sí, según los hombres. Yo creo que el cerebro sólo debería tener inteligencia y ser utilizado de manera, eso, inteligente.
Más adelante, se
le pregunta a Hailer (es que la entrevistadora también…), si existen diferencias entre grupo étnicos, “por ejemplo entre la población blanca y negra”. Respuesta: “Esto es muy complicado. No tengo datos al respecto”. ¿Por qué es complicado?, me pregunto. ¿Cree realmente que deberían examinarse las diferencias cerebrales entre grupos étnicos? ¿Y por qué no entre mi vecina del quinto y el mío? ¿O entre el de mi jefa y yo? ¿O entre el tamaño de mi pie y el de mi cerebro?
Estoy convencida de que habrá diferencias. Y según para quien interprete los datos, será
n diferencias insalvables y capaces de marcarme de por vida.


Y todos estos experimentos me recuerdan, aunque sea levemente, a estudios y experimentos que se llevaron a cabo en épocas oscuras de la humanidad del siglo XX, para justificar ideologías, que ni siquiera me atrevo a mencionar.