Hablo de ello, porque es una noticia del día. Pero, en serio, el tema de las protestas de integristas católicos, de peperos recalcitrantes y de Manos Limpias o E-Cristians, por lo que sea, me aburre. Porque son siempre iguales y jamás logran sorprenderme.
Todo ocurrió el jueves 31 por la noche en una de las salas del TNC (Teatre Nacional de Catalunya para los no iniciados). Dicen los diarios que un par de exaltados saltaron al escenario para protestar por el contenido de la obra, ‘Gang Bang’. La LLP cree que son un par de tontos, que no han hecho sino aumentar el interés, la curiosidad y el morbo alrededor de una obra, ya de por sí morbosa.O eso, o son dos actores frustrados que, en plan Jimmy Jump (el espontáneo de los partidos de fútbol y de Eurovisión), quieren saltar a los papeles y acabar haciendo publicidad de marcas de zapatillas deportivas, camisetas, religiones alternativas, tipo iglesia de Westboro, o de dentaduras y otros postizos para aparentar ser lo que no se es.
El título de la obra, ‘Gang Bang’, es un término, propio del argot homosexual y pornográfico, que define una violación en grupo con el consentimiento del violado. En fin, no entraré a discutir lo original y aparentemente ‘cool’ de esta expresión paradójica que se refiere a un concepto imposible: violación consentida. En ese caso, no es violación, sino juego. Y en este detalle hay una pequeña diferencia de matiz. ¿No? A ver si utilizamos bien el lenguaje.
A parte de que la obra sea o no interesante, divertida, dramática o lo que sea –para gustos, colores- lo que no puedo entender es que haya gente tan idiota como para pagar la entrada, salir al escenario, pegar un par de gritos y lanzar por los aires un taburete, dejando al personal de piedra, para expresar su disconformidad de una manera tan vulgar y poco atractiva. Pero si es que hasta tiraron bombas fétidas. En fin, todo muy infantil, como de colegio mayor, sí señor.
Ah, y no reproduzco lo que gritaron porque no merece la pena. En serio. Haced un ejercicio de imaginación, ya que la obra se desarrolla la vigilia de una visita del Papa a Barcelona en un bar de ambiente, con personajes como una catequista drogada, un joven que acaba de cumplir 18 años y se regala un gang bang, al ofrecer su cuerpo a todos los que deseen poseerlo, o un padre en busca de su hijo. Por si fuera poco, ya antes de su estreno la polémica estaba servida. Así que todo muy previsible.
Lo dicho, todo esto me aburre.
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