-¡Ni Europa ni mundiales de fútbol! -dice tremendamente enfadada Rose the Riveter.
La chica del pañuelo en la cabeza acaba de leer unas declaraciones de Joseph Blatter, presidente de Federación Internacional de Fútbol Asociación (FIFA).
Ante la pregunta sobre si a los gays y a las lesbianas les debería preocupar si podrán asistir al Mundial de Qatar debido a la actitud hostil de ese país respecto a la homosexualidad, Blatter, bromeando en plan Berlusconi (es decir, homófobamente), dijo: "Los gays y las lesbianas deberían abstenerse de cualquier actividad sexual".
La frase parece un eslogan del tipo: "Ser lesbiana en Qatar se va a acabar", y responde a la decisión de la FIFA de dar la organización del Mundial de 2022 a este país árabe (el de 2018 se celebrará en otro país homófobo, no lo olvidemos, Rusia).
Dos datos: en 1996, el Departamento de Estado de Estados Unidos realizó un informe acerca de un ciudadano norteamericano que vivía en Qatar y que fue sentenciado a seis meses de prisión y a 90 latigazos por haber realizado actos homosexuales; y en el año 2003, la constitución de Qatar reafirmó la sharia o ley musulmana y el código penal qatarí impone una sentencia de cinco años de prisión por sodomía.
Así las cosas, la frívola respuesta del señor Blatter denota una gran ignorancia respcto al país al que han concedido la realización de este acontecimiento y también una actitud machista y de supuesta superioridad masculina que casa muy poco con las campañas contra la homofobia en el fútbol que se están lanzando en algunos países aunque no con mucho éxito. En febrero de 2010, Inglaterra lo intentó, aunque no contó con el apoyo de muchos jugadores que tenían miedo de ser confundidos por gays. En ese país existe la llamada The Justin Campaign, creada para luchar contra la homofobia y en memoria de Justin Fashanu, un joven homosexual que jugaba a fútbol y que acabó suicidándose en 1998.
Antes, en octubre de 2009, en Francia, el Créteil Bébel, un equipo que se define como de musulmanes practicantes, se negó a jugar un partido de fútbol contra un equipo creado para combatir la homofobia, el Paris Foot Gay.
Así que las palabras de Blatter no hacen sino dejar constancia de que el fútbol tiene un problema y no es de dinero (Rusia y Qatar tienen dinero, sí señor).
4 comentarios:
Es un tema bastante complicado.
La tolerancia es un síntoma de modernidad, de desarrollo, de libertad... pero esas características no las cumplen todos los países.
Sin embargo, nos guste o no, cada país lleva su ritmo y forzarlos a aceptar las normas y la moral de los países occidentales no suele dar resultado.
Creo que educación, educación y más educación. Es lo único que puede cambiar el mundo.
Hasta entonces, seguiremos luchando.
Sí es cierto que es complicado y me gustaría saber más para tratar de entenderlo. Por otro lado no creo que se trate de aceptar las normas y la moral de los países occidentales, porque estos países no tienen el monopolio de la verdad o de lo que es correcto. Sería un error pensar así. Se trata de ser tolerante, que no es síntoma de modernidad, porque los griegos y culturas que se remontan en el tiempo, como la de los indios Zuni y Pueblo de norteamérica, aceptaban y convivían con la homosexualidad. Se trata también de defender el derecho de la persona a decidir con quién quiere estar y eso es básico en cualquier lugar y para todo el mundo. Por otro lado, la complejidad, que existe, puede estar relacionada con las religiones y la manía que tienen (la católica, la musulmana y la judía, por nombrar a las mayoritarias) de creer estar en posesión de la verdad. Y eso es soberbia. Y mientras la religión pueda decidir qué se enseña en las escuelas, pues eso, lo de la educación no sirve para casi nada. Al menos, creo, en el aspecto de fomentar la tolerancia.
No sé si te molesta que te "debata" en tus comentarios...pero si es así dímelo ¿eh?
A ver...
Ser tolerante si es síntoma de modernidad. Y lo es porque son los países "modernos" los que, con su tolerancia, llegan a tal modernización. Es cierto que ha habido otras culturas que han convivido con la homosexualidad, pero es que en ese caso estamos hablando ya no de ser tolerantes. Estamos hablando de cultura. Una cultura que lleva implícita las prácticas homosexuales como algo normal. En ese caso no hay nada que tolerar.
Sigo pensando que cada país, cada pueblo, lleva su ritmo en el desarrollo y no se puede forzar. Ahora con la globalización sabemos qué pasa en cada país del mundo y viceversa. Pero esto no siempre ha sido así. Imponer a un país las normas (morales y no morales) de otro, porque son más evolucionadas y tolerantes, no funciona. Y no funciona si el pueblo no quiere. Ha pasado en Irak, y pasó en España con la Guerra de la Independencia. Son solo un par de ejemplos. Y repito, es solo mi opinión.
Sí, supongo que la cosa es así. Es posible que yo me equivoque, pero si yo fuera homosexual en un país árabe o ultracatólico me gustaría que las cosas cambiasen y, a veces, para que las cosas cambien hay que provocar situaciones de crisis.La globalización me permitiría darme cuenta de que hay otros mundos y que están en éste. Y otros también podrían verlo.
Ah, y no me importa debatir. Siempre se aprenden cosas. Gracias.
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