Lo de Belgrado es el mundo del revés

Mientras en Estados Unidos el índice de suicidios de homosexuales adolescentes parece haberse disparado (es habitual que cuando algo aparece en los medios lo haga dando la sensación de que hasta entonces no existía, cuando no es así, quiero decir que suicidios de homosexuales adolescentes siempre ha habido), en Europa, Belgrado se cubre de gloria (ironía) al saltar a los titulares de la prensa por culpa de los grupos ultras que se oponían a la primera marcha del Orgullo en Belgrado (dos anteriores fueron suspendidas por la amenaza de los grupos homófobos).

Los rapados se enfrentaron a la policía que escoltaba la manifestación y convirtieron a los cuerpos de seguridad en víctimas de sus ataques con piedras y otros objetos contundentes. El mundo del revés, ¿no? Porque, veamos: los que pegan a la policía son ultras, de derechas (tradicionalmente adoradores de los cuerpos de seguridad hasta la saciedad), y no antisistema, ¿no? Y los que consiguen imponer sus derechos son los homosexuales, gracias a la connivencia policial. Qué curioso. Algunos no entenderán nada, pero las que entendemos, lo hacemos muy bien.

Yo creo que si a los ultra serbios no les gustan los gays y las lesbianas deberían haberse quedado en casa, ¿no? O si no se me ocurre que quizá sienten cierta curiosidad por saber cómo son los homosexuales, lo cual es positivo aunque en su caso yo diría que es sospechoso. Y la sospecha engendra miedo y el miedo genera violencia. Eso es todo.