Y si no fijaros en el líder del partido liberal de Alemania que, bajo el mandato de un gay declarado, Guido Westerwelle, ha logrado ser el partido definitivo y decisorio (bisagra lo llaman algunos, pero a mí me suena a viagra y no me gusta) de la cuarta potencia mundial. Casi nada.
Así que tenemos: en Islandia, una presidenta lesbiana,Johanna Sigurdardottir; en París, un alcalde gay, Bertrand Delanoe; en Berlín, otro alcalde gay, Klaus Wowereit; en el gobierno alemán, a partir de ahora, un vicecanciller gay (y una cancillera mujer).
De todos modos, como apunta la web dosmanzanas, "el hecho de que Westerwelle, probablemente el gran triunfador de la noche electoral alemana, sea abiertamente gay y no dude en aparecer en público junto a su pareja, el empresario Michael Mronz, supone sin duda un elemento positivo de visibilidad, pero no garantiza que la situación jurídica de las personas LGTB en Alemania vaya a sufrir ningún cambio en esta nueva legislatura".
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