Vale. Cuando la LLP deja de otear el horizonte próximo, es decir Barcelona y alrededores y de confraternizar con su bestiario de lesbianas emprendedoras, el panorama es desolador: en Bratislava, que con ese nombre tan refrescante evoca un país de Tintín, una república paradisiaca, perdida entre montañas como un Shangri-la europeo, en ese país este fin de semana los fascistas han impedido la primera manifestación del Orgullo que se celebraba en ese rincón de Europa. Y eso que la marcha estaba apoyada por las embajadas de otros países, entre ellos España. La pregunta inmediata es: ¿Es eso Europa? ¿Por qué países en los que no se garantiza la igualdad entran en la CEE? Cuentan algunos de los 500 entristecidos manifestantes del Orgullo que la policía permaneció impasible mientras los fascistas les lanzaban piedras y bombas de humo.
Y si la LLP amplía horizontes y baja el telescopio hacia África, imposible no alterarse. La homofobia en África es tan intensa como en Bratislava.
Yoweri Museveni, presidente de Uganda, ha dicho: "Aquí (en Uganda) no tenemos homosexuales". Robert Mugabe, presidente de Zimbabwe, insiste: "Los gays y lesbianas son peor que cerdos".
Y en este último país, cuyo presidente es uno de los top ten de la lista de homófobos de la LLP, la policía ha registrado las oficinas de la Gays and Lesbians of Zimbabwe, principal organización de defensa de los derechos LGTB en el país, incautando documentación y ordenadores y arrestando a dos de sus trabajadores, Ellen Chademana e Ignatius Muhambi, acusados de posesión de material pornográfico y “drogas peligrosas”. Claro. ¿De qué iban a acusarlos si ahora la iglesia tiene la patente de la pedofilia?
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