14.5.10

El Papa: premio homófobo de la semana (aunque hay otras cosas)

Lo siento, lo siento, lo siento. La LLP no ha podido contenerse y ante las falacia papales ha decidido escribir una entradita en el blog, para resarcirse un poco.



Vale. Sí, hay buenas noticias: Cyntia Nixon, de 'Sexo en Nueva York', es megaportada de 'The Advocate' (cómo me gustaría escribir en una revista donde una lesbiana fuese portada); y que en junio, DC Comics publica el número 600 de Wonder Woman, que después de 70 años yendo y viniendo con su látigo mágico sigue estupenda.


Wonder Woman


Tampoco quiero dejar en el tintero o en el espacio virtual del tintero que los jugadores del Barça, Piqué y Ibrahimovich, se llevan más que bien y han desatado un pequeño, diminuto, vamos, tsunami ante la posibilidad de ser homosexuales (lo cual ha desatado comentarios homófobos por todas las partes, desde Slatan, hasta seguidores han quedado retratados demostrando una vez más la inmensa homofobia que reina en el fútbol, por mucho que el equipo luzca en la camiseta el logo que representa una lucha por la justicia social y la igualdad en todos los sentidos).


Zlatan Ibrahimovic y Gerard Piqué, durante la conversación que captó el fotógrafo aficionado.

Pero el Papa, una vez más, se alza con el premio al homófobo de la semana: ha vuelto a soltar una de aquellas impertinencias divinas e integristas que a la LLP le revuelven sus estómagos de plástico.

Ha dicho el Papa en Portugal que el "aborto y el matrimonio homosexual son desafíos peligrosos y contrarios al bien común". Y no se le ha caído ni un anillo.


El Papa Benedicto XVI


Sembrar el pánico de esta manera, señor Papa, es de ser mala persona. Y antes que hablar del matrimonio homosexual, que a fin de cuentas nunca se celebra por la Iglesia (NI GANAS) y poco tiene que ver con usted, podría hacer acto de contricción y expiar sus pecados antes de hablar. Que, como bien dice el dicho cristiano: quien esté libre de culpa que tire la primera piedra. Y no creo que la Iglesia, especialmente en estos momentos, tenga autoridad moral ni religiosa para lanzar piedras a ningún lado. Y si hablamos del bien común, digamos que la iglesia en sus más elevados estamentos no es un ejemplo de la búsqueda del bien común, sino más bien (y perdón por la redundancia) de la búsqueda del bien propio.


No hay comentarios: