4.6.09
Nuevo fichaje de la LLP y otra de un juez
Antes de empezar con el juez de turno, comunicaros el último fichaje de la Liga de Lesbianas Planetarias (LLP): la pirata Anne Bonny.
Después del posado oficial, con Rose The Riveter (antes Wecandoit), Virginia Woolf y Wonder Woman (abajo), Anne se puso manos a la obra y, nada más abrir un diario, encontró la noticia que hoy nos ocupa: la que se refiere al juez Pablo de la Rubia.
El juez Pablo de la Rubia no quería casar a homosexuales. Este juez, titular del juzgado número 3 de Sagunt, decía, según publica el diario Levante, que "pretendía ejercer su derecho fundamental a la libertad ideológica mediante la objeción de conciencia, en cuanto católico y de acuerdo con el magisterio de la Iglesia Católica". Toma ya.
Por suerte, el Poder Judicial y, ahora, el Tribunal Supremo, le han dicho que esa excusa no le sirve. La sentencia dice que: "Es una obligación legal y sustancial a la condición de juez encargado del Registro Civil el tramitar y resolver los expedientes a su cargo, entre ellos los relativos a matrimonios del mismo sexo". Además señala que, según la Constitución, como juez "queda sometido únicamente al imperio de la ley". Faltaría más.
Y es que este juez tal vez no se haya enterado de que, primero, vive y ejerce su profesión de magistrado en un Estado laico (si quiere uno no laico váyase a otro que no lo sea, no sé, hay varios por ahí, aunque tal vez no se ajusten a sus gustos religiosos y también objetaría, entonces); segundo, la Constitución española garantiza, aunque a él no le guste, igualdad de derechos y la no discriminación por motivos de raza, religión, sexo o lo que sea.
Así que, señor De la Rubia, tiene dos opciones: o acata las normas o se larga. Que, a fin de cuentas, nadie le obliga a permanecer en un puesto y en un trabajo que tan poco se ajusta a su filosofía de vida. Que la Constitución también garantiza, ya ve, libertad de elección.
O si no, a la LLP se le ocurre, influenciada por su nueva miembra, Anne Bonny, pirata de profesión, una tercera opcion: váyase con el juez Calamita a una isla desierta en la que imponer su fanatismo religioso y crear una legislación tan obsoleta y enfermiza que acabe por causarles claustrofobia y que dicte penas de prisión a aquel que se plantee abandonar la isla.
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1 comentario:
El Calamita y este... en una isla desierta. Solos???
Terminan casándose.
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