Este maravilloso animal que dejaba sus huellas a la orilla de una de las playas de Empúries en el invernal mes de febrero, se fue ayer, 4 de julio, a las 5:25 de una calurosa y pesada tarde.
Gurb se ha ido. Se durmió con su mirada melancólica de siempre, acaso un poco más cansada, pero nada inquietante. Tenía 11 años, ojos color miel, un pelo mullido de peluche andante y una manera peculiar de mostrarte su afecto: empujándote con su enorme cabeza tratando, tal vez, de averiguar la fuerza de tu cariño ante sus embites de perro dulzón.
Adoraba la nieve, enloquecía si podía saltar entre su blancura y una vez rescató mis gafas de esquiar de un rincón nevado de la Cerdanya, con tal delicadeza, que las marcas de sus colmillos parecen -todavía las tengo, las gafas y las marcas- parecían, digo, huellas de hormigas.
Gurb era un peludo simpático, enorme y osezno que, con su tranquilidad de montaña silenciosa, me conquistó.
Puedo decir que es la única criatura masculina que me ha enamorado de verdad.
3 comentarios:
un record molt bonic pel Gurb
Satori
Gurb... me lo imagino caminando por la playa, entre el roce de las olas y en la noche, quizas unas gotas de sal brillando como pequeñas gotas de luz en su pelaje y en la arena o bajo esta noche iluminada unicamente por la luna, murmuros silenciosos de las olas, enamorando Gurb todavía.
Que bella imagen! cuanta poesía inspira.
Un beso.
cuantas caricias de mis manos olvidadas, guardas en tus ojos,
cuantas lagrimas de dolor ajeno, secaste con tu alegria.
cuantos recibimientos me hiciste cuando llegaba sin verte
y cuantas otras anhelaba llegar impaciente para contarte, sentados en nuestro rincon, hablabamos atraves del silencio. tu con tu hambre infinita de cariño, yo con mi soledad alrededor de tu cuerpo. no eras un compañero, ni un amigo, eras mi amante, ese que asiente y comprende hasta el infinito, ese que no ve el dolor o si lo ve lo transforma como un alquimista, ese a quien yo le daba mis besos mas sinceros , mis palabras mas puras, mis te quieros mas silenciosos.
y aun me esperas en algun rincon de la casa escondido, acechandome jugueton, cuidandome, observando esa lagrima que ahora es a mi a quien se desliza, esperando tras la puerta a que vuelvas.
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